martes, 4 de mayo de 2010

inesperado.

"¿quedamos esta noche a las diez?" en un post-it. nunca aquel papelito amarillo, con forma de cuadrado le había ilusionado tanto. llevaba un par de semanas hablando con el por el messenger, tuenti, y se habían mandado algún que otro mensaje. "por fín" pensó. era viernes, había quedado con sus amigas; pero, por supuesto canceló el plan y pensó que se pondría para esa gran cita.

las nueve y media. se echó un poco más de brillo en los labios y salió. mientras bajaba las escaleras pensó si se había puesto la ropa adecuada, ya comenzaba a tener dudas. se echó un último vistazo en el espejo del hall de su portal y salió a la calle. a las diez menos cinco estaba en el lugar donde habían quedado. a las diez y tres minútos vió aparecer una cara familiar por la esquina. "hasta desaliñado es perfecto" llevaba unos vaqueros y un jersey, con el pelo alborotado y unas deportivas bastante usadas. le dio dos besos y comenzaron a andar. "Adriana, tengo algo que decirte..."

"Eres una gran persona, y me lo paso muy bien contigo pero... no quiero nada contigo" PUM. Golpe seco en toda la cara. Dijo un par de frases más y, desapareció. Ella dejó de escuchar lo que decía después de esa primera frase. Todo este tiempo, habían estado hablando; él le había dado a entender otra cosa y allí la dejó en medio de Fuencarral sola, sin saber que hacer.

Comenzó a andar, de regreso a casa. Cuando su madre la viese, preguntaría que porqué llegaba tan pronto... Empezó a idear una excusa...

"¡Hey! Adriana, ¿qué haces aquí sola?" Oh, era Carlos. Desde que comenzó a hablar con Juan no había hablado mucho con él. Era un chico que conoció en un cumpleaños, le pareció simpático; había hablado un par de veces con él, pero nunca pensó en él como algo más. "¿Te apetece ir a cenar?" Era mono, nunca se había fijado en sus ojos color miel.

Y así comenzó, cuando su mundo se había derrumbado fue él y ladrillo a ladrillo fue reconstruyendo el muro, con cemento; no con barro, que al mínimo vendaval se cae. Poco a poco fue conquistándola con cada mirada, con cada sonrisa. Comienzo inesperado, pero realmente esos son los mejores.


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